Un equipo de ingenieros estadounidenses ha desarrollado un marcapasos tan
      pequeño que puede inyectarse en el cuerpo de manera poco invasiva y emite
      pulsos de luz para activarse en caso de arritmia. El dispositivo está
      especialmente pensado para recién nacidos con defectos cardiacos
      congénitos, aunque puede funcionar con corazones de todos los
      tamaños
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| ec-jpr | Flickr | 
  Investigadores de la Universidad de Nortwestern, en EE UU, han desarrollado un
  marcapasos de tamaño tan reducido (1,8 mm de ancho y 3,5 mm de largo) que
  puede caber dentro de la aguja de una jeringa, por lo que su aplicación es
  segura y poco invasiva.
  Más pequeño que un grano de arroz, este dispositivo está dirigido
  especialmente a recién nacidos con defectos cardiacos congénitos, aunque
  valdría también para corazones de mayor tamaños, según un estudio publicado en
  Nature.
    El marcapasos se acopla a un dispositivo portátil e inalámbrico que se
    coloca sobre el pecho del paciente para controlar la estimulación. Cuando
    detecta un latido irregular emite un pulso de luz, capaz de penetrar en la
    piel y el esternón del paciente, para activar el cardioversor con el fin de
    restaurar el ritmo del corazón.
  
  
    Al finalizar su vida útil, todos los componentes se disuelven de forma
    natural en los fluidos corporales debido a su diseño temporal.
  
CORAZONES PEQUEÑOS Y GRANDES
El estudio, liderado por el pionero en bioelectrónica John A, Rogers y el
    cardiólogo Igor Efimov, demostró la eficacia de este marcapasos en una serie
    de modelos animales grandes y pequeños, así como en corazones humanos de
    personas donantes ya fallecidas.
    “Hemos desarrollado lo que, hasta donde sabemos, es el marcapasos más
    pequeño del mundo”, afirma Rogers, en un contexto donde la necesidad de
    estos dispositivos para pacientes recién nacidos es “crucial”.
  
    En este sentido, “nuestra principal motivación fueron los niños”, cuenta
    Effimov, ya que alrededor de un 1 % de los niños nacen con cardiopatías
    congénitas.
  
  
    La buena noticia, según el cardiólogo, es que estos niños solo necesitan un
    marcapasos después de una cirugía. Tras siete días, el corazón de la mayoría
    de los pacientes se repara solo. “Ahora podemos colocarlo en el corazón del
    niño y estimularlo mediante un dispositivo delicado y portátil” que no
    requiere cirugía para extraerlo.
  
ALIMENTADO POR FLUIDOS CORPORALES
Para reducir el tamaño del dispositivo, los investigadores estudiaron cómo
    podría obtener energía suficiente sin antenas receptoras ni cables.
    Así, en lugar de emplear comunicación de campo cercano (NFC), como hicieron
    en su prototipo anterior, este marcapasos funcionaría mediante una celda
    galvánica, capaz de transformar la energía química en eléctrica.
  
    En concreto, se utilizaron dos metales diferentes para enviar pulsos
    eléctricos al corazón, que, al entrar en contacto con los fluidos
    circundantes, los electrodos se convirtieron en una batería.
  
  
    “Cuando se implanta el marcapasos en el cuerpo, los biofluidos circundantes
    actúan como el electrolito conductor que une eléctricamente esas dos
    almohadillas metálicas para formar la batería”, explica Rogers.
  
FUNCIONAMIENTO CON LUZ
Asimismo, los ingenieros observaron que el cuerpo humano era un gran conductor
  de luz, por lo que implantaron en su creación rayos infrarrojos que penetraran
  de forma segura en el cuerpo y detectaran así una caída de la frecuencia
  cardiaca.
    El dispositivo portátil recibe ese latido irregular y activa un diodo de luz
    que parpadea a un ritmo similar al de un corazón sano.
  
  
    “El corazón requiere una mínima estimulación eléctrica” sostiene Roger. Por
    lo que, “al minimizar el tamaño, simplificamos drásticamente los
    procedimientos de implantación, reducimos el trauma y el riesgo para el
    paciente, concluye.
  
DISPOSITIVO REABSORBIBLE
Este trabajó comenzó cuando Rogers y Efimov desarrollaron el primer
  dispositivo reabsorbible para marcapasos. Su objetivo fue cubrir la demanda de
  pacientes que necesitaban un cardioversor temporal hasta que esperaban uno
  permanente o para ayudarlos a restablecer su frecuencia cardiaca durante una
  recuperación.
    Hasta ahora, los cirujanos cosían los electrodos al miocardio durante la
    cirugía y, a través del pecho, se conectaban a un marcapasos externo que
    controlaba el ritmo cardiaco. Cuando dejaba de ser necesario se retiraban
    los electrodos, lo que podía generar complicaciones como desgarros o daño
    tisular.
  
  
    En respuesta a esta necesidad clínica crearon el marcapasos disoluble,
    presentado en Nature Biotechnology en 2021, como un aparato delgado,
    flexible y ligero que eliminaba la presencia de baterías grandes y cables.
  
Referencia:
  John A, Rogers. et al. Millimetre-scale bioresorbable optoelectronic systems
  for electrotherapy. Nature. 2025
Artículo publicado originalmente en SINC
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