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por Francesc Grauet

Las llamadas «crisis migratorias» se repiten en la historia. Grandes grupos de personas que huyen de la pobreza, de la guerra o de zonas devastadas por fenómenos climatológicos en busca de un lugar mejor para vivir para ellas y para sus familias. Con frecuencia hay varias causas: sociales, económicas, bélicas, demográficas o medioambientales. Generalmente, no buscadas ni deseadas, que convergen en una crisis local y fuerzan una ruptura con lo conocido. Estas «olas de personas» se transportan lejos de las causas que ha generado su éxodo y se pueden definir o no como «crisis» en el país de acogida, dependiendo de si estamos preparados para la situación.

Las y los inmigrantes suelen tener unos altos niveles de salud a su llegada a los países de acogida, incluso mejor que la de las personas que los acogen. De suma importancia es la acogida integral. Son poblaciones en situaciones de alta vulnerabilidad, y por eso debemos garantizar desde el primer momento que las necesidades básicas estén cubiertas: alimentación, vivienda, educación, acceso al sistema sanitario, y posibilidad de trabajo. 

Debo recordar que la salud es mucho más que la atención sanitaria.
La Atención Primaria es el lugar más adecuado para iniciar el contacto sanitario con las personas inmigrantes. Pueden presentar patologías crónicas que habrá que manejar con continuidad, longitudinalidad y un abordaje biopsicosocial.

INMIGRANTES Y SU PARTICICACIÓN EN EL SISTEMA SANITARIO

La toma de decisiones en las políticas públicas de salud no puede dejarse en manos de unas pocas personas, sino que es necesario que sea tenida en cuenta la voz de las personas afectadas por las cuestiones públicas y personales, que a la vez deben involucrarse activamente mediante procesos participativos.

En España las experiencias en participación deliberativa en salud son pocas y han tenido poco recorrido en el tiempo. No obstante, han existido múltiples actuaciones en diversas instituciones u organizaciones públicas donde los movimientos sociales o colectivos específicos han logrado participar puntualmente en la construcciónn de políticas públicas y determinar acciones puntuales que afectaban a su interés, y donde la administración pública ha sido más transparente y permeable a los intereses ciudadanos respecto a la salud.

Una forma de observar la participación de los inmigrantes es a través de las encuestas de salud o la Encuesta Nacional de Salud (INE); ellas nos permiten conocer su estado de salud y su tasa de participación. Los inmigrantes suelen participar menos que la población autóctona, e incluso esta participación es menor cuanto más bajo es el nivel de estudios o más baja su posición social.

Los inmigrantes tienen una percepción de salud más negativa que la población autóctona, fundamentalmente debido a las peores condiciones socioeconómicas, al poco apoyo social y a una mayor discriminación.

La participación social en las políticas de salud de las mujeres inmigrantes, está llena de dificultades: jornadas laborales extensas, son las cuidadoras de los niños (escolarizados o no), existe el estereotipo de considerarlas inferiores, así como la opinión y la imagen de ellas que transmiten muchos medios de comunicación y que las relaciona con la violencia o la prostitución, generando así rechazo y discriminación respecto a ellas. Todos estos aspectos impiden que se involucren en la comunidad participando de una manera activa. A su vez, hay que tener en cuenta que una numerosa población inmigrante que acude a la consulta de  Atención Primaria suele estar compuesta por personas desarraigadas de su comunidad, muchas de las veces sin familia cercana, con idiomas y culturas diferentes a la de la población autóctona. Aspectos que no solo no facilitan la participación del colectivo de los inmigrantes en su atención sanitaria, sino que la obstaculizan.

IMPORTANCIA DE LA MEDICIÓN INTERCULTURAL

En las últimas décadas, y a consecuencia del creciente fenómeno migratorio, la migración internacional se ha convertido en uno de los temas de mayor interés, preocupación y debate público en España. Esta evolución hacia una sociedad multicultural comporta un abanico de peculiaridades lingüísticas y culturales que afectan concretamente a la asistencia sanitaria de las personas migrantes. El desconocimiento del idioma, las diversas perspectivas culturales respecto a los conceptos de salud-enfermedad, las condiciones socioeconómicas derivadas de pertenecer a un grupo minoritario, y sus posibles consecuencias psicológicas son, entre otras, algunas de las barreras con las que se encuentran las poblaciones migrantes. Las nuevas necesidades generadas, dentro del panorama de los Servicios Públicos, requieren de soluciones encaminadas a la integración social y una atención sanitaria de calidad e igualitaria.

En el ámbito de la asistencia sanitaria, la mediación intercultural adquiere una gran importancia dada la necesidad de llegar a un diagnóstico correcto que permita aplicar con éxito el tratamiento más adecuado.

Se precisa de una comunicación fluida y eficaz entre l@s divers@s profesionales del sistema sanitario y l@s propi@s pacientes. Teniendo presente que, dentro del propio ámbito sanitario, el uso de una terminología y jerga profesional plantea desafíos en el proceso de comunicación y afecta directamente a la salud que reciben y perciben los/as pacientes. Estas complejidades refuerzan la barrera lingüística que, junto a la tendencia de los/as pacientes a no solicitar aclaraciones, suponen un empeoramiento de la calidad sanitaria de nuestro sistema de salud señala que los/as pacientes migrantes deben enfrentarse a desafíos de comprensión en las interacciones médicas incluso cuando sus habilidades lingüísticas son suficientes para el propósito de la comunicación diaria. La mediación intercultural como mecanismo de intervención compensa las desigualdades de acceso a los principales servicios públicos, como el ámbito sanitario nos reitera que la mediación intercultural remedia las carencias de muchos servicios sanitarios a la hora de atender a las personas migrantes, contribuyendo a mejorar los canales de comunicación e interacción profesional entre pacientes y proveedores de salud. Quiero resaltar que más allá de solucionar las barreras lingüísticas, establece un puente entre las dos partes que fomenta la integración de la población migrante al sistema sanitario.

Esta necesidad de intervenir socialmente sobre las desigualdades y vulnerabilidades que presentan las personas migrantes, para paliar los efectos negativos reflejados en la salud, hace imprescindible definir correctamente la figura del/la mediador/a intercultural. Sobre todo, en un contexto como el sanitario, regido por la ciencia y normalmente alejado de las necesidades y efectos sociales que vulneran los derechos de acceso de las personas migrantes a nuestro sistema sanitario.

A PROPÓSITO DE UN ESTUDIO

La atención a personas de diferentes orígenes se acompaña a menudo de una serie de obstáculos, tanto desde el punto de vista del paciente como del personal sanitario, que pueden acarrear una precaria asistencia.

En el año 2019 se diseñó un estudio observacional, descriptivo y transversal con recogida de datos a través de una encuesta, con un cuestionario de 21 preguntas cumplimentado electrónicamente por médicos de familia a través de la página web de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

Los médicos contestaron que percibieron dificultad en la consulta con inmigrantes en el 73% de los casos con el idioma, en el 38,7% con el tiempo asignado y en el 32,3% con el conocimiento de la cultura. El 96,9% de los pacientes asistió a consulta por enfermedad común. En el 14,4% la causa estaba relacionada con el proceso migratorio (enfermedad infecciosa adquirida en el país de origen) y en el 26,4% con las condiciones de salud en el país de acogida (falta de vivienda estable, hacinamiento y condiciones de trabajo).

Ante las diferentes maneras de entender la salud y la enfermedad es importante desarrollar habilidades para la atención al inmigrante y así proporcionar a los profesionales sanitarios conocimientos básicos para afrontar las diferencias culturales, idiomáticas y médicas a la hora de atender a esta población.

IMPORTANCIA DE LA ENFERMERÍA TRANSCULTURAL

Dada la incidencia de la diversidad cultural de los grupos humanos, la capacidad de interactuar eficazmente con personas de diferentes culturas y orígenes (competencia cultural); y la actual dinámica social de la práctica clínica de enfermería, hace que el cuidado de enfermería se convierta en un desafío permanente, pues debe considerar los valores, creencias y prácticas de individuos que tiene bajo su cuidado, así como manifestar el respeto por la diferencia cuando ofrece dicho cuidado.

En el desarrollo del trabajo de planificación de cuidados y programas de salud se requiere incluir la diversidad cultural como elemento de valoración en enfermería y las teorías que el modelo de enfermería transcultural incluye para adquirir la competencia cultural.

El compromiso social que tiene la enfermera para cuidar a la persona, la familia y la comunidad, requiere que, además del conocimiento de la técnica, de los aspectos instrumentales del cuidado y de la comprensión intelectual, exista conciencia social y cultural en el conocimiento de esa otra persona, a través de una relación holista.

Frente a la realidad de una sociedad multicultural, las enfermeras y demás profesionales sociosanitarios involucrados en la salud, necesitan prepararse para ser competentes no solo desde el punto de vista científico, clínico o tecnológico. Es necesario aunar esfuerzos para ser competentes culturalmente a la hora de atender poblaciones cada vez más heterogéneas, es decir, puede ser de una procedencia rural o urbana, de diferentes niveles sociales o económicos, de diferentes grupos étnicos, religiosos o provenientes de otros países.

El término de conciencia social hace referencia a la capacidad de determinados individuos, grupos u organizaciones sociales de percibir aquellas realidades circundantes que requieren atención, de reflexionar sobre ellas y en algunos casos, de actuar para la transformación de las mismas.

La conciencia social del cuidado es el primer paso en el camino hacia la alteración de las estructuras de discriminación voluntaria e involuntaria ejercidas sobre determinados grupos sociosanitarios dentro de una comunidad o área de salud. La actual dinámica social hace que el cuidado de enfermería se convierta en un desafío permanente, pues debe considerar los valores, creencias y prácticas de individuos que tiene bajo su cuidado, así como manifestar el respeto por la diferencia cuando ofrece dicho cuidado.

EN CONCLUSIÓN

Los profesionales sanitarios debemos de ser cada vez más consciente de la realidad multicultural que nos engloba. El cuidado genérico precisa de una adaptación profesional del cuidado al contexto del individuo/paciente o comunidad de salud tratada, para lograr una salud de calidad y acercarse a la competencia cultural. Es fundamental ser conscientes de la necesidad de adquirir una competencia cultural que facilite el establecimiento de las relaciones terapéuticas a través del entendimiento y la comprensión de la cultura del inmigrante. No obstante, necesitamos formación y recursos para que los cuidados culturales sean prácticos y útiles en nuestro quehacer diario.  Todavía existen pocos estudios y líneas de investigación abiertas con respecto a su utilidad en la práctica diaria en nuestro entorno sanitario, por lo que sigue siendo una asignatura pendiente, tanto en la formación reglada de las profesiones sociosanitarias como en su inclusión en la práctica diaria.

Para concluir, destacar que se ha comprobado que la mediación intercultural mejora y aporta calidad a la atención sanitaria, así como promueve el acceso y la integración al sistema sanitario de todas las personas en situación de vulnerabilidad. Así mismo, identifica y da una respuesta eficaz a las demandas y necesidades sociales específicas que presenta la población migrante. Las particularidades detectadas, junto a las barreras y factores determinantes que revelan la existencia de peores resultados de salud en las personas migrantes, fundamentan la necesidad de intervenir sobre esta realidad de forma especializada; por lo que se necesita una atención sanitaria de calidad que dé cobertura íntegra a sus necesidades.

Acabo recordando que atender migrantes es un privilegio y una fortuna. Nos invitan a la apertura mental y suponen un apasionante aprendizaje profesional y humano. Es una oportunidad de enriquecernos y de reforzar la esencia de la medicina familiar y comunitaria.

Enfermero Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria, Máster en Atención Prehospitalaria y Hospitalaria Urgente

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